. En el caos también hay memoria
(los cuchillos en panoplias, como si abriéramos un cajón y estuvieran allí)
En los cajones de una casa caben gestos que no se piensan: guardar deprisa, dejar caer, mezclar lo útil con lo olvidado.
Estas panoplias recogen esa escena detenida, ese caos familiar que no necesita orden para tener sentido.
No hay jerarquía, no hay propósito: solo la persistencia de los objetos como testigos, la casa como un lugar donde incluso lo más desordenado conserva algo.
No es una evocación cuidada. Aquí se muestra el reverso: la acumulación como archivo involuntario de gestos.